Quienes formamos
parte de este grupo de colegas y hemos acompañado a la gestión anterior, nos
enfrentamos con la triste realidad del presente, en el que una gestión permanentemente hace gala de la “contundencia” de la plataforma
electoral que les vendió a sus votantes para ejecutar los actos de gobierno que
están llevando al Colegio a su ruina, mas esta gestión permanece ajena a las
realidades que vivimos quienes ejercemos la profesión.
Tanto en los dichos de las Asambleas como en las publicaciones
(revista, newsletters) que recibimos, el CD quiere mostrar una actitud y
un discurso que parecen proactivos.
En la realidad nos
venden espejitos de colores (porque pagamos una matrícula cara y se usan nuestros
recursos genuinos para esto): déficit,
sedes en estado de triste abandono y desinversión en mantenimiento, actividades
muy publicitadas con costos que desconocemos y a las que no asiste casi nadie,
o solo los adeptos, y desconocemos si generan un beneficio real; y vemos con
pena como un consejo profesional digno y en expansión como el que teníamos se
fue transformando en un club cultural para unos pocos que aparecen en fotitos
risueñas, riéndose tal vez del resto de la matrícula que está esperando la
incentivación del profesionalismo, la defensa de nuestros verdaderos intereses.
Esos intereses
nuestros que se fueron dejando de lado en algo más de treinta y seis meses de
“gestión sin gestionar” y “gastar todo sin generar”.
La pregunta
fundamental es:
¿Dónde están las
consejeras?
Porque no las vemos
cuando vamos al Colegio.
¿Dónde están las
consejeras?
Porque no vemos
proyectos con sus nombres que redunden en beneficio de algún sector de la
matrícula en particular.
¿Dónde están las
consejeras?
Porque no vemos que
desde algún sector de la sociedad haya algo que redunde en incrementar nuestro
trabajo, tal como prometieron durante la campaña electoral.
¿Dónde están las
consejeras?
Porque no vemos que
se democratice ninguna instancia de expresión para los matriculados.
¿Dónde están las
consejeras?
Porque no se las ve
mover un dedo para que seamos incluidos en la próxima reforma del Código Civil
de la Nación.
Existe hace años y
está en el candelero desde hace meses, un proyecto de reforma en el cual bien
podría ser incluida toda la problemática de la actuación pericial, en especial
en ese fuero y eso va a obligar a que se introduzcan cambios en el Código
Procesal Civil y Comercial, en consonancia.
Pero las consejeras
que se bajaron de fatuo de un congreso con gran bochorno para adentro y para
afuera del país, si no hay fotos y viajes, desaparecen de los lugares que
solían frecuentar y están ausentes en los lugares donde obligadamente deberían
hacerse presentes.
Esta “ausencia con
gastos de representación” está causando más daño a futuro que las arcas
vaciadas del presente, y a largo plazo. Y los colegas no se dan cuenta.
De tanto legislar
para adentro y cambiar hasta el último reglamento interno y de tanto querer
cambiar o voltear la querida y mejor sancionada Ley 20.305, se olvidaron de
hacerse presentes en donde realmente se va a perder el tren por ¡NO ESTAR!